FECHA
2001-2007
ARQUITECTOS
Francisco Lacruz, Alejandro San Felipe, Carlos Abadías
ARQUITECTOS PAISAJISTAS
Craig Verzone – Cristina Woods
COLABORADORA
Lucía Martínez
LOCALIZACIÓN
Urbanización «Las Margas Golf», Latas. Sabiñánigo. Huesca
CLIENTE
NOZAR
SUPERFICIE DE ACTUACIÓN
1.200.000 m²
EDIFICABILIDAD
100.000 m²
Las Margas es una zona agrícola prepirenaica de media montaña que ha sido transformada en un núcleo residencial de segunda vivienda con equipamientos, entre los que destacan un campo de golf de 18 hoyos y la casa-club y hotel vinculado al mismo.
En el planeamiento se adopta una estrategia de fragmentación tanto volumétrica como tipológica que ha generado una interesante trama de llenos y vacíos, una transición de escalas de edificación y un urbanismo matizado, donde la transición del espacio público a las viviendas se realiza a través de espacios intermedios libres privados.
Se crea una trama urbana en forma de peine de norte a sur que estructura todo el suelo residencial. En el acceso, en el sur de la parcela, y alrededor del espacio representativo de los lagos, se sitúa el golf, el hotel y la casa-club. La fachada edificada en este punto es la más densa de toda la actuación y de ella parten los tres viales principales de los que cuelgan en forma de racimo las distintas agrupaciones de viviendas. Estas se han clasificado en cinco categorías según tipologías y posición con respecto al paisaje: viviendas en torres escalonadas, viviendas unifamiliares en U, viviendas en el parque, viviendas sobre los barrancos de margas y viviendas sobre el lago.
Con el objetivo de generar una doble fachada vial/parque y paisaje, las viviendas que se orientan hacia las calles adquieren un tratamiento más urbano, mientras que las que se relacionan con los parques se presentan más abiertas, con mayor escala e incluso con grandes terrazas sobre el paisaje. Volúmenes de seis, nueve y doce viviendas se van adaptando a la topografía cambiante para evitar plataformas artificiales y grandes movimientos de tierras.
En el tratamiento del paisaje existente se ha evitado la intervención en las áreas más frágiles –barrancos, laderas, riberas de los ríos y superficies de mayor pendiente– a efectos de la edificación, pero potenciando, sin embargo, su condición física en el campo de golf como soporte de dificultad. Aprovechar las vistas de las partes altas, de pendiente moderada, para edificar y reservar las partes bajas, de mesetas y riberas cultivadas, para los usos deportivos privados y parques públicos de conservación natural de laderas y barrancos. Por último, se ha dado protagonismo a los ecosistemas existentes con su vegetación y morfología geológica singular en numerosas zonas que crean un borde natural entre los espacios libres de uso deportivo y paisajístico y los núcleos urbanísticos.